“Los niños van a donde se encuentra la diversión, pero se quedan a donde está el amor”
A los niños y niñas del mundo de 0 a 12 años
Los niños son seres complejos, dinámicos, interactivos con el entorno, sensibles e inteligentes que en este período se encuentran sometidos a un profundo cambio que en poco tiempo los transformará en adolescentes. El eje vehicular del proceso de esta transformación es la motricidad. Cada niño posee ‘su motricidad’, propia y singular, que debe personalizar, y que le viene dada por herencia genética de nuestra especie después del largo y rico proceso filogenético.
A través de la motricidad el niño experimenta su cuerpo, conoce, siente, se expresa, se relaciona con el entorno y con los otros miembros de su ámbito social, experimenta sus propias capacidades y descubre sus potencialidades y limitaciones. Así, conforma sus emociones, organiza su universo social y construye su identidad personal. Las conductas motrices son esenciales para un niño o una niña en estos primeros años de vida, porque accede a todo su mundo a través de las diversas manifestaciones que su motricidad le permite.
Mediante las conductas motrices nuestros niños y niñas están construyendo su cerebro. La variedad y cantidad de experiencias motrices producen múltiples ramificaciones dendríticas y un aumento generalizado de sinapsis entre las células del Sistema Nervioso Central (SNC). Las relaciones entre las neuronas se multiplican y originan nuevas capacidades que promueven nuevas conductas en estadios posteriores. Cuando el niño/a está desarrollando nuevas capacidades coordinativas, paralelamente está organizando las estructuras neurológicas del SNC, los dos procesos se encuentran íntimamente interconectados, por lo que se retroalimentan sistemáticamente.
Por todo ello, es fundamental que nuestros niños y niñas en los primeros ocho años de vida realicen múltiples y variadas experiencias motrices con impactos emocionales significativos para desarrollar su aparato locomotor, madurar el sistema nervioso y estimular la corteza cerebral. En esta etapa la motricidad de nuestros niños debe ser nuclear ya que todos los demás ámbitos de su vida se articulan alrededor de ésta, por lo que se constituye en el medio esencial para activar y dinamizar las Inteligencias Múltiples. A partir de esta etapa los niños pueden optar por otras opciones motrices especializadas como el deporte o las actividades rítmico-expresivas-creativas.